Seguro que has visto, oído, leído sobre los grandes beneficios del Ácido Hialurónico en los tratamientos de belleza. Sobre su gran poder a la hora de rellenar las arrugas y mejorar el aspecto de tu piel.
Te contamos todo lo que tienes que saber sobre el Ácido Hialurónico.
El origen del Ácido Hialurónico
Aunque parezca mentira el auténtico Ácido Hialurónico proviene, principalmente, de fuentes naturales. Tanto es así, que se puede obtener en las crestas de los gallos, en las articulaciones de las vacas, en la aleta de tiburón… ¡y también está en nuestros cartílagos y piel!
¿Qué función tiene el Ácido Hialurónico?
El Ácido Hialurónico evita fricciones dolorosas en las articulaciones y en los cartílagos y su función principal es reconstituyente.
A grandes rasgos podemos comparar el Ácido Hialurónico a una gran esponja capaz de almacenar grandes cantidades de agua y, por lo tanto, aportar hidratación y volumen.
Aplicaciones del Ácido Hialurónico
A nivel estético el Ácido Hialurónico se emplea para ‘rellenar’ esas arrugas y surcos que, con el paso de los años, van marcándose más y más.
Aunque puede aplicarse inyectado, son muchos los cosméticos que integran en sus fórmulas una parte de Ácido Hialurónico para fomentar, poco a poco, esa hidratación extra que necesita nuestro rostro para tener una apariencia reluciente y joven.
A nivel médico los avances en la aplicación del Ácido Hialurónico para tratar algunas patologías cada vez son mayores. Un claro ejemplo lo encontramos en los tratamientos para las enfermedades degenerativas de las articulaciones. En el caso de la artrosis